Llevo dinamita guardada en los bolsillos
y fuera la desquiciada tormenta
que amenaza con mojar las armas,
mis armas de fuego.
Retengo la chispa en la mirada,
miro con rabia a la sociedad
¡Soy fuerte!
No soy el juguete que creen.
Hace años que soporto los golpes,
demasiados años con las acomplejadas tormentas
de miedo y de inferioridad
de fuego ardiente y de callar.
La historia me llamaba entre susurros,
yo gritaba para que me escuchara
pero silenciaron mis palabras
teñidas de la quemada violeta.
Miro de nuevo a los ojos al mundo
es mio, es nuestro.
Nos queda camino por recorrer,
las alas todavía tenemos atadas,
los pies y las manos
todavía magulladas
por las asperas cuerdas
que nos tenían presas.
Respiro una vez más,
nos queda camino,
nos faltan muchas cicatrices por sanar
muchas partidas a las cadenas por ganar.
Ahora que soy fuerte me presento
con la fúria del fuego
y las manos llenas de dinamita:
Soy los gritos quemados de la historia
Soy la voz femenina que ya no grita.
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